Capítulo 4
Narra Tiffany
Cuando
los vi ahí, hablando, uno tan cerca del otro, me invadió una oleada
de celos.
Me
acerqué a ellos con paso decidido, pero muy feliz, desde luego esas
clases de interpretación me vinieron de fábula. Le eché todo el
morro del mundo cuando dije la palabra “cariño”,
normalmente no le digo eso a Simon, pero así, Samantha se enteraría
de donde se estaba metiendo. Me quiso adular, pero yo no me tragaba
ni una sola de sus palabras, mi visión de ella había cambiado mucho
desde que la vi ligando con mi chico. Sí, soy muy celosa.
Cuando
llegó Regina y me dijo que le enseñase el colegio, no me pude
negar, estábamos con más gente y daría muy mala imagen, y más
ahora que la prueba de las animadoras se acercaba. Necesitábamos
gente y que nos vieran tratando mal a los alumnos, no nos la
proporcionaría. Así que tenía que aguantarme. Lo peor es que cada
vez que me dirigía a ella la pillaba mirando a mi chico… Esto era
increíble, ¡no se cortaba ni un pelo!
Seguimos
avanzando por el pasillo, Simon, Regina, y otras dos
animadoras más, se encargaban de llamar la atención: Pavoneándose
y llamando la atención, como solo una verdadera animadora sabe. Estas
muestras, por así decirlo, de superioridad, también venían muy bien
para ganar gente, sobre todo de los primeros cursos, para las pruebas
de las animadoras. Ahora toda la atención del instituto debía ser
para nosotras, necesitábamos gente rápido, nos estábamos quedando
en mínimos, pero hay que reconocer que eran unos buenos mínimos,
buenas animadoras principales, buenas voladoras, buenas acróbatas…
Pero las organizadoras opinaban que necesitamos refuerzo.
Durante
nuestro largo camino nos encontramos todo tipo de miradas,
admiración, envidia, reproche y algunas que eran… ¿miedo? Bueno,
supongo que tampoco era tan extraño, dado que ser animadora era algo
que siempre había aportado respeto, mas no dejaba de desconcertarme
el que hubiese gente que reaccionase así. Tampoco éramos tan malas,
¿o sí?
Por
fin terminó la ruta turística por el Dawson High y menos mal…
Terminamos justo al lado del teatro, en el que hacía unas horas
habíamos colgado un poster para las pruebas, yo intenté dejarlo de
lado, no me interesaba que a Samantha le apeteciera entrar en el
equipo, pero siempre tiene que haber alguna bocazas…
–
¡Sammy! – Dijo Regina con su alegría de siempre –
¿Por qué no te unes a las animadoras? –
–
Es que no se… – respondió ella dubitativa. – No
es mi estilo…– ¿Qué no lo era?, ¿entonces para que se había
acercado a ellas? Era nueva, podía haber simpatizado con cualquiera,
¡cualquiera! Sin embargo, las había escogido a ellas y a mi chico,
algo nada común y que me daba muy mala espina…
–Claro
que sí, y así podríamos estar contigo más tiempo y podrías ir a
todas las fiestas–Continuó Regina intentando animarla.
–Bueno,
me lo pensaré – prometió ella con una sonrisa, aunque no se le
veía muy convencida.
Por
mi mejor que no se apuntase, esa chica no me gustaba ni un pelo, no
me gustaba nada de ella, además creo que no la aguantaría tan cerca
de mi chico.
Después
de tres clases más, por fin sonó el timbre. Pero las animadoras
teníamos el entrenamiento diario, así que nos despedimos de
Samantha y fuimos al gimnasio.
–
¿Qué te pasa con Sammy? – Me dijo Regina en los
vestuarios
–Nada–
respondí yo quitándole hierro al asunto.
–
¡Tiffany usando solo una palabra! ¡Aquí hay un buen
problemón! – saltó ella nada convencida.
–
¿Pero qué dices ahora tu? – contraataqué
visiblemente molesta.
–Solo
digo que te pasa algo con ella y que sea lo que sea puedes
contármelo. –
–Pero
es que no me pasa nada con ella. – Insistí yo, de verdad, no quería
hablar de ello y menos con Regina. Pues con lo bocazas que era, se
acabaría enterando todo el instituto.
–Bueno,
está bien, está bien– Me dijo queriéndose disculpar – no me
meteré más en tu vida. –
–Anda
que no eres peliculera ni nada – le respondí
–
¡Venga chicas que empieza el ensayo! – Nicole,
nuestra entrenadora se asomó a los vestuarios interrumpiendo nuestra
charla, oportunamente, para ordenarnos que saliéramos del vestuario
para comenzar.
Después
de dos horas de relajante, (cuando te acostumbras), entrenamiento me
sentía la mar de bien, con ganas de todo. Si no fuera porque soy
animadora, estaría muy estresada.
Me
duché y me cambié de ropa, salí del gimnasio acompañada de Iry,
que todos los días la acompañaba a su casa porque me venía de
camino…
Salimos
al parking y cogí el coche, el trayecto no era muy largo pero a Iry
le vino muy bien para sonsacarme el tema de Simon.
–
¿Sabes? Yo también he visto a Samantha hablando con
Simon. –
–
¡¿Pero porque sacáis todas ese tema?! En serio no me
importa en absoluto. – Me irrité otra vez, intentando esquivar el
tema, pero Iry era más astuta que Regina y no se inmutó.
– Tiffany,
que eres muy celosa, no me vengas ahora con “no
me importa”
– dijo imitando mi voz
–Mmm
tienes razón… sí que me importa pero no es un buen momento para
ser mala. – Reconocí.
–Tienes
razón, la señora Keels te tiene muy vigilada y tienes que tener
cuidado. – Iry me dio la razón, no muy contenta con la situación.
–Ya
lo sé, me siento muy atrapada. – confesé. Ella pareció
entenderme porque comentó:
–Yo
también lo estaría –
Se
hizo un silencio muy incomodo y ninguna de las dos nos atrevimos a
romperlo, no obstante, llegamos pronto a su casa.
–
¡Ya estás en tu casa! –
–Gracias
por traerme, nos vemos mañana – dijo mientras ya salía del coche.
–
De nada, hasta mañana. – me despedí de ella y
arranqué hacia mi casa.
Iry
tenía razón, todo esto me importaba y yo no podía subir el tono,
ni gritar, ni rebelarme. Estas cosas me superan a mí misma. Mas no
puedo dejarlo todo así. Tengo que hacer algo. Esto tiene que
cambiar. Todo tiene que cambiar.
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