sábado, 19 de septiembre de 2015

Capítulo 3 (Samantha)

Sí lo sé, voy actualizando de tres en tres semanas, pero lo importante es que lo vaya haciendo. Por cierto, ya sé que no importa mucho, pero quería anunciaros que estamos participando en una página para compartir historias llamada Nouvook que será lanzada el 30 de este mes. Están buscando contenido para iniciar y si les envías una copia de tu historia o fanfic con los datos que piden te hacen una portada. Aquí está la nuestra! :D

Chula, ¿verdad? Estamos pensando en usarla cuando subamos la historia a Wattpad, a ver si así conseguimos más lectores. ¡Disfrutad del Capítulo! :D



Capítulo 3


Narra Samantha

Me costaba creer que tuviera tanta suerte, no solo había simpatizado con las animadoras en apenas unos minutos, sino que aun por encima tenía la misma clase que Tiffany. Entramos juntas y hablando entre nosotras, yo me esforzaba por conocerla un poco, saber si tenía algún secreto del que pudiera tirar o cualquier cosa que me ayudara en mi propósito. Al fin y al cabo, era la Capitana de animadoras, la chica más popular de la clase. Algo debía saber. Sin embargo ella era muy reservada y parecía que yo no le caía muy bien, no me contó nada. Supongo que sería por culpa de mi ascenso rápido en un solo día, quizás no le gustara que me ganara a sus amigas tan rápido, o quizás había sido por culpa del tono seguro que había utilizado. No estaba segura. No conseguí averiguar mucho más porque pronto entró la señora Peecks y al verme dijo que me presentara ante toda la clase. Tiempo en el que ella aprovechó para sentarse con una de sus amigas y escatimarme la oportunidad de hacerme compañera suya de pupitre, muy lista.

Como no tenía más remedio que hacerle caso a la profesora, si quería parecer simpática y buena, fui al frente y anuncié:

—Mi nombre es Samantha. Samantha Baizen

—Cuéntanos algo de ti Samantha—Me pidió la profesora.

—Pues, vengo de San Francisco, Mi padre es abogado y muy rico y mi madre es ama de casa y somos una familia muy rica y agradable—Seguidamente luego la profesora hizo una ronda de preguntas por toda la clase. Cuando las respondí, al fin permitió que me sentara. Lo hice al lado izquierdo de Tiffany ya que el derecho estaba ocupada por su amiga y cuando la primera me vio, simplemente le sonreí antes de ponerme a atenderme a la primera lección de la profesora.

Durante la clase estuve atendiendo tanto a ella como a los susurros de los alumnos, muchas chicas hablaban de las pruebas de animadora, que se celebrarían pronto. ¿Debía participar? Estaba claro que ser animadora me daría un grado de popularidad increíble, por otra parte me preocupaba el estar tan cerca de Tiffany. Si ya le caía mal ahora sin ser nada, imagínense si estuviera en el equipo de animadoras con ella. Además el tener que obedecerla y hacerle caso en todo no me haría mucha gracia. Pues si era sincera, ella tampoco me caía muy bien, parecía muy simplona para ser capitana.

Cuando la clase acabó le pregunte a Tiffany que clase tenía ahora y ella me contestó que historia mientras que yo tenía matématicas. Bueno, al menos habíamos coincido en una clase.


Nos fuimos cada una a su clase, cuando llegué, entró un hombre que al verme se me presentó como el señor Brandon, el profesor de matemáticas. Esta vez recorrí con la mirada los sitios libres antes de sentarme y cuando acabé vi que el único que quedaba era al lado de un chico rubio, alto, musculoso y atlético. Al verlo no pude evitar sonreír, era muy guapo y fuerte, perfecto para mí. No tardé mucho en sentarme a su lado y cuando se dio cuenta de mi presencia le dirigí una sonrisa encantadora y dije:

— Hola, soy Samantha. — El levantó la vista hacia mí y sonrió de forma educada para luego contestarme.

— Encantado, soy Simon— No parecía muy entusiasmado de conocerme, lo cual me sorprendió un poco pero no me desanimó. Supongo que para gustarle necesitaría algo más que una simple sonrisa de niña tonta. Iba a comenzar una conversación, cuando el profesor mandó callar y sin más dilación empezó a dar la clase. El chico enseguida desvió la mirada hacia el intentando atender y yo hice lo mismo. Matemáticas no era mi punto fuerte y necesitaría una extrema atención para enterarme de algo.

Cuando esta acabó nos levantamos casi al mismo tiempo y antes de darle tiempo a salir me planté ante él con una sonrisa, a ver si así podíamos seguir hablando y ahí sí que el me miró.

— Oye no te he visto mucho por aquí antes, eres la nueva, ¿no? — dedujo rascándose la cabeza después de repasarme de arriba a abajo, intrigado.

— Sí, es mi primer día aquí, supongo que habrás oído hablar de mí. — Contesté

— La verdad no le presto mucha atención a los cotilleos de la gente pero hoy era imposible no oír nada sobre ti. Eres la comidilla de todos y más desde que te acercaste tanto a las animadoras. — Comentó divertido.

Me encogí de hombros. — No sé porque les caí bien la verdad. Mis padres siempre me han dicho que tengo don de gentes pero de ahí a eso. — Mentí, sabía perfectamente porque les había caído bien, pero no era algo que quisiera contarle al primer chico que me encontrase por los pasillos.

—Si, puede ser aunque también podrías tener algún encanto escondido. A mí el primer día me paso algo parecido. Aunque creo que lo mío fue más bien, porque soy un crack jugando al fútbol. — rió.

Mientras hablábamos algunos compañeros nos miraban con desconfianza y otros temerosos, como si nos estuviéramos metiendo en algún problema. Oía muchos susurros y miradas. Me di cuenta fácilmente de esa extrema atención e hice que nos alejáramos un poco de la multitud y lo llevé a un pasillo no demasiado concurrido. Mientras lo hacía no pude evitar mirar otra vez a sus músculos asombrada. ¡Oh, Dios mío! Estaba buenísimo, con razón jugaba bien al fútbol.


— ¿Entonces estás en el equipo de fútbol? — Me interesé.

— Sí, bueno, en realidad soy el capitán — presumió con orgullo.

— ¡Vaya! — simplemente exclamé asombrada, alto, guapo y aun por encima buen jugador, este era para mí. El se rió y yo le dirigí una pequeña sonrisa, parecía que empezaba a caerle bien…

— Por cierto, ¿vives cerca del instituto o lejos? —

— No, pero tampoco vivo demasiado lejos, puedo ir andando si quiero pero me lleva mucho tiempo. — Le expliqué.

— Interesante, yo por mi parte vivo bastante lejos, por eso voy en coche. ¿Tú tienes coche Samantha? — Ahí fue él el que se interesó un poco por mí.

— No, mis padres no me dejan. — me quejé algo fastidiada y poco a poco fuimos hablando de todo y de nada. Él parecía encontrarme agradable, al igual que yo a él. Era simpático, educado y bastante divertido, aunque orgulloso y presumido. Aunque razones para ello no le faltaban, bastaba con mirarlo bien.


Entonces se nos acercó Tiffany, alegre y sonriente, él enseguida la saludó devolviendo-le la sonrisa.

— Hola Tiffany. Me alegro de verte— Expresó.

— Yo también, cariño. Has conocido a Samantha, ¡que bien! — Exclamó ella aun alegre. Un momento, ¿lo había llamado cariño? Si, lo había hecho ¿Es que acaso era su chico? Pues claro que lo era. Interiormente me cabreé, debí de haberlo supuesto. El capitán del equipo de fútbol con la capitana de las animadoras. Era lo más lógico y aún así no pude evitar odiar a Tiffany por ello. Ese chico debería de ser para mí, no para ella. Sin embargo cuando miraron hacia mí sonreí y dije.

— ¡Vaya Tiffany! No sabía que tuvieras un novio tan guapo. Eres afortunada—

— Sí. Gracias. ¿De qué hablabais? — dijo ella mirándome con el ceño fruncido.

— Nos estábamos conociendo un poco— dije, disimuladamente le guiñé un ojo a él pero no me siguió el juego. Poco después se nos acercaron Regina y las otras animadoras.

— Ah estás aquí… ¿Le has enseñado todo el instituto a Samantha? — preguntó.

— No, aún no— reconoció Tiffany, un poco avergonzada.

— Pues entonces ¡vamos!— Instó Regina tirando de mí para colocarme al lado de Tiffany. Esta suspiró y enseguida comenzamos a caminar juntas, en mi interior no pude evitar alegrarme porque hubiera aparecido en el momento más oportuno.

— Bueno, aquí está el gymnasio, la biblioteca,… — Tiffany me fue guiando por los diversos pasillos del instituto enseñándome todo, yo atendía y memorizaba los datos que me daba atenta y a veces desviaba la mirada hacia su chico procurando que no se diera cuenta. Por ahora quería parecer agradable y amable y no meterme en líos. Ya buscaría algún modo de robarle a Simon más adelante…

No hay comentarios:

Publicar un comentario