viernes, 26 de febrero de 2016

Capítulo 7 (Samantha)

Lo admito, he descuidado mucho el blog. Pero entre mi escasa inspiración y el poco tiempo libre que tiene mi compañera las actualizaciones de la historias van muy lentas. Hecho que me quita el ánimo de publicar y, o, incluso de editar capítulos. Os dejo el siguiente.

Capítulo 7


Narra Samantha

Al día siguiente me desperté temprano para ir a clase. Aún, me costaba creerme todo lo que había pasado ayer, Tiffany, las pruebas y ahora yo animadora…. Parecía un sueño o una pesadilla no sé. Lo que estaba claro es que a partir de ahora yo era animadora y Tiffany seria mi capitana. Por lo tanto yo no solo tendría que soportarla, también tendría que hacerle caso y comportarme mejor con ella. ¡Genial!, no sé como pude dejarme de convencer por esto. Bueno en cierto modo sí lo sabía, pero, ¿Qué demonios estaba haciendo? No había dejado que mi padre se mudara a otra ciudad para esto. La historia era, ¿qué hacer? ¿Seguir adelante y desbancar a Tiffany pasase lo que pasase, me odiase quien tuviera que odiarme? O adaptarme a ella para enderezarme y así cumplir el propósito con el que decidí dejar San Francisco. Empezar una nueva vida, lejos, donde nadie me conociera y por consiguiente no me odiase. Sí, ese era mi propósito antes de entrar en el Dawson High.

Pero, para eso, no debería haber aceptado ser animadora” Pensé. Debería dejar la fachada de popularidad y ser yo misma. El problema era que…una parte de mí deseaba esa popularidad, la necesitaba como respirar. Por eso todo se había desbancado al llegar al instituto. Mis ambiciones superaban a mí, cada vez más débil, propósito altruista.

De todos modos eso no es algo que pueda remediar, soy ambiciosa...y egoísta.” Solté un suspiro y después de vestirme y arreglarme bajé a desayunar con mis padres. Sí. Era cierto, era algo que no podía arreglar, no podía volver atrás en el tiempo y decir que no. No existía esa posibilidad, por lo que debía adaptarme a la situación, mientras me decidiera…

Mis padres, que por una vez no iban con prisas, me preguntaron sobre el día de ayer ya que yo apenas les había comentado mucho de ello, se alegraron mucho cuando les dije que volvería a animar. Aunque también les pareció extraño.

–Pero… ¿No dijiste que no volverías a ser animadora? – Me preguntó mi madre.

–He cambiado de idea. –

–Eso, está bien, me gustaba como baliabas al animar. Se te veía feliz. –Sí, era feliz haciendo aquello, por otra parte el tener que obedecer a Tiffany, era otra historia. Evidentemente, era algo que no les había contado a mis padres, pero que sí me removía mucho la cabeza. Ella podía hacerme la vida imposible, si quería…

Bueno, tú aceptaste, te aguantas” me dije a mí misma pero, por otra parte, ¿Qué podía hacer? Estaba claro que necesitaban gente y yo lo había hecho tan bien que realmente habría sido estúpido que rehusara. ¿Para que me había presentado a la prueba entonces? Sí, era cierto que Regina me había empujado a la pista, pero aun así una parte de mí seguía queriendo hacerlo, no en vano había entrenado con Shantelle. Quería hacerlo.

Una vez acabado mi desayuno, decidí despedirme de mis padres y encaminarme a clase. Estaba decidido, no haría nada, simplemente me adaptaría y si Tiffany me ponía las cosas difíciles, contraatacaría. No sería difícil vencerla si quería llevar una guerra encubierta. Todo era cosa de ella, hasta donde quería llegar con esto.


Al llegar al lugar pude observar un pequeño cambio en Tiffany, había dejado de echarme miradas asesinas ¿Se estaba comportando de forma más amable conmigo? ¿Por qué? ¿No me había declarado la guerra desde que puse los ojos en su chico, y me acerqué a su equipo de animadoras? Esto era extraño. No deseaba darle vueltas así que simplemente atendí a las lecciones, procurando desentenderme del asunto y no pensar en las miradas que me echaban desde la llegada. Se notaba a leguas que ahora era animadora, y cada rostro girado hacia mi parecía querer recordármelo.
Yo por mi parte hacía lo habitual, presumir, pavonearme o al menos así fue hasta que en la hora de comer aproveché para mirar la lista, por si acaso me estaba haciendo demasiadas ilusiones, y por eso Tiffany se portaba bien. Porque sabía que no estaría allí. Sin embargo no era así, no era ninguna ilusión, ni creencia propia, realmente estaba allí.

Samantha Baizen

Y con la mejor de las puntuaciones, nadie me había superado, eso me hizo sonreír con orgullo y mis andares se volvieron más elegantes y presuntuosos que nunca. Me gustaba ser la mejor, estar por encima de todo que nadie me supere. Pero mi orgullo cayó al llegar al comedor y recordar que este no era el caso. Tyffani seguía estando por encima de mí y aún por encima tenía que hacerle caso al ser capitana…Apreté los puños y me dediqué a inspirar hondo aunque el que estuviera allí con Simon no ayudaba mucho, corrijo, no ayudaba nada. Era un problema más a la ecuación, pues aunque pudiera adaptarme a Tiffany, una parte de mí seguía deseando a su chico.

Fue entonces cuando Regina me vio allí plantada y corrió hacia mí.

–Sammy, ¿Qué haces ahí plantada? Ven– Me dijo, toda alegre

– ¿Por qué? ¿Qué ocurre? –pregunté algo desconcertada, a veces esta chica hacía cosas raras.

–Mira arriba–Contestó simplemente ella, lo hice, y entonces vi un cartel colgado. En el había un mensaje en letras grandes y todas bien decoradas que, si debo decir la verdad, me sorprendió un poco.

BIENVENIDA SAMANTHA

Era una bienvenida a todo lo grande firmado por las animadoras y la entrenadora, no pude evitar sonreír estas cosas me encantaban y eso sirvió para que me calmara o al menos aparentara estar calmada. Al llegar a la mesa todas las animadoras, Tiffany incluida, me dieron la bienvenida. Todo estaba bien y ella estaba haciendo un gran esfuerzo, procuré hacer lo mismo pero aún así era difícil; y es que la tensión entre nosotras era palpable.

Sobre todo cuando ella coqueteaba con Simon, entre otras cosas. Procuré no mirarlo, no quería estropearlo todo y empecé a pensar en que tenía que buscar novio ya, para no preocuparme por él y no molestar más a Tiffany pero la pregunta era, ¿Quién? Hasta ahora ningún chico había llamado mi atención más que Simon. 

Y me costaría mucho no comparar cualquier chico que se me acercara con él pero tenía que hacerlo, no solo por él ni por Tiffany, (de hecho por ella seguiría detrás de él), sino también por mi misma porque yo no podía seguir así. Tenía que alzarme, revelarme y vivir buscando el modo de sentirme mejor y mientras yo siguiera detrás de él y él con Tiffany, no lo haría.

Tengo que hacer un esfuerzo” Pensé mientras desviaba la mirada de Simon y Tiffany y me dedicaba a buscar algo que reclamara mi atención y evitara que los mirara, pero era tan complicado. Y es que aunque varios chicos habían puesto la mirada en mí, y algunos eran del equipo, ninguno parecía llamarme la atención. Puede que quizás me estuviera obsesionando con él. Pensándolo bien tampoco era extraño, era el único chico que no me prestaba atención, era normal que me orientara hacía él. Siempre me habían gustado los retos, pero en este caso era un reto que no podía superar. No sin llevar una guerra abierta con Tiffany. Una guerra que me obligaría a desbancarla, una guerra que me haría repetir el mismo camino que en San Francisco, volviéndome mala y odiada. ¡No! ¡No podía hacer eso! ¡No quería que me volviesen a odiar otra vez!

Tengo que hacer algo, no puedo seguir así. Necesito hacer las cosas bien” No lo soporté más y decidí despedirme de las chicas. No podía seguir aquí, no si quería enderezarme, pero, ¿qué hacer? ¿Cómo dejar de orientarme hacia Simon cuando se ha vuelto mi capricho? Mi obsesión, ¿Cómo dejarlo estar? Renunciar y quedarme sin nada, no me compensaba y…me dolía…mucho. Solía pensar que no debía renunciar a nada, que tarde o temprano lo conseguiría, costase lo que me costase. Tumbase a la gente que tumbase. Pero…Eventualmente, descubrí que aquello tenía consecuencias, que crecer a base de destrozar vidas generaba odio y rencor en los que te rodeaban, y que ese odio tarde o temprano hacía perder el respeto hacia la persona que generaba conflicto. No me gustaba ese conflicto, me obligaba siempre a estar sobre guardia, hacer favores, y, o actos viles que no quería hacer solo con tal de mantenerme allí. Llegué un momento en que olvidé a mi misma y el propósito para el que había llegado hasta allí. Entonces, esa posición perdió el interés para mí, pero…había sembrado tanto mal que ya no se me permitía bajar tranquilamente. Para hacerlo, tenía que caer, sufrir,…Y aquello no me gustó. Porque inicialmente no me había vuelto animadora por ambición, ni sed de poder sobre el instituto. Quizás hubiese una gran parte de ello, pero, la otra también encerraba dos cosas. El deseo de escalar, superar retos, ver hasta donde podía llegar, y…Por otra parte…Creía que ser la capitana de las animadoras, la reina del instituto, me haría ser querida. No había funcionado y todo había ido cayendo. No había tenido más remedio que huir. Por eso estaba aquí, pero no podía volver a hacerlo.





Y aun así, eso mismo estaba haciendo ahora mismo, tomaba la solución más fácil, la que estropearía menos cosas. Sabía que no servía de nada, que tarde o temprano tendría que dejar de correr, tomar decisiones…Pero…En estos momentos no se me ocurría como salir de la situación en la que me había metido. ¿Qué demonios había hecho? ¿Por qué me había dejado llevar?

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